domingo, 15 de agosto de 2010

Darkness



Sometimes I feel darkness is coming for me again. I can feel that familiar sting in the center of my being. There's a voice that whispers "you'll never get sane" and I can only agree. I'm hurt and just want to run and hide, to escape. Don't come any closer, you know I've got claws and I'm not afraid to bite. Let me fall, maybe this time I'll finally grow wings and learn to fly.

martes, 8 de junio de 2010

Si tan sólo supiera dibujar.




Ojalá fuera mujer de trazos elegantes, precisos y curvilíneos. Si pudiera traducir sensaciones a líneas o simplemente plasmar las cosas que mi mente imagina, llenaría tu cuerpo de tinta. Quisiera acariciar tu cuerpo con pinceles; crear caminos que abracen tus piernas y luego suban a tu pecho. Aves que atravisen tu espalda y que escapen hacia la línea que forma tu cuello. Llenaría tu piel de música escrita e imágenes suaves. En tus brazos curvas y espirales que le indiquen a mis labios el rumbo hasta tu boca y después borrarlo todo con la humedad de mi cuerpo.

Me encantaría utilizarte como lienzo, aunque sé bien que, si tuviera "buena letra"; si supiera dibujar, lo más divertido sin duda sería comenzar a borrar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Despertar

Cerré los ojos

e imaginé un beso que me recorría la espalda.

Deseé un abrazo que me cubriera toda la noche.

Sonreí con la idea de manos jugando con mi cabello.

Besos abrazadores sobre mi cuello; pasión, dolor y deseo.


Todo fue un sueño.




Te invito a despertarme.



V.

jueves, 6 de mayo de 2010

10 canciones...

Ayer por la noche escuchaba música y pasó lo que continuamente pasa: un par de acordes me transportan, me traen recuerdos y sensaciones vívidas. Mientras sonreía concentrada en la canción pensaba en que tengo ganas de confesar cosas a medias. En un post anterior escribí sobre estas cosas que me pasan. Hoy sólo quiero compartir un breve playlist de significados inconexos. No son ni mis favoritas ni las más importantes, sólo son 10 canciones:

  1. Sé que ya no volverás- Diego Torres: Años después del primer amor te das cuenta que sí, todo fue parte de crecer. Hay dolores de los cuales te acuerdas sonriendo.
  2. Defying Gravity- Wicked : Cada que mi escoba se eleva me doy cuenta de que aún hay una cadena que cortar. Falta poco pero necesito esforzarme.
  3. Aquí- Jumbo: Resulta que terminar una relación en verdad puede ser liberador. Muy liberador. Como quitarte un montón de kilos de encima.
  4. Under Pressure- David Bowie + Queen: Cuando vives y sufres lo mismo con un grupo de personas se crean lazos especiales. Llega el momento en que ves que todo llega a su fin y sabes que es el último baile. Cansado y bajo presión, pero baile al fin.
  5. Slide- Goo goo dolls: Cuando no tenía ipod y vivía con un discman pegado; cuando tenía plena certeza del rumbo de mi vida; cuando iba en prepa...cuando quería escapar.
  6. Dirty Little Secret- All American Rejects : Todos tenemos uno, no? :) .
  7. Amor Primero- Timbiriche: Las niñas pueden ser muy crueles. Incluso las que son tus amigas.
  8. Agua- Jarabe de Palo: Él estaba enamorado de ella. Él era mi amigo. Una y otra vez vi la esperanza romperse en sus ojos. Ella sólo quería ser su "amiga"; recibir su atención, sus regalos, su ayuda pero nada más. Terminó siendo su canción aun cuando todo cambió.
  9. Magia Veneno- Catupecu Machu: Mazatlány Gil; el velero en la playa, el cine y el Oysters. (Esta sí es de las más importantes).
  10. Anyway you want it- Journey: El rockband, y yo. El calor del verano, y yo. Las ganas de salvar a alguien, alguien que nunca quiere ser salvado. El "al fin de cuentas, me vale madres". El rockband, y yo, de nuevo. Porque en realidad no importa mientras sea feliz.

jueves, 29 de abril de 2010

Lisboa





Saudade es nostalgia, es lo que perdiste, lo que te falta...o algo así. Recuerdo su rostro, el sentimiento que sus palabras me produjo. Recuerdo la música que nos abrazaba, esos cantos que llenaban el alma de tristeza y, a la vez, del gozo que produce la contemplación de la belleza. La poca luz del lugar servía para crear sombras tras las cuales esconderse mientras se cantaban las Saudades. Qué es saudade, preguntamos y lamento tanto no recordar las palabras precisas...

Lisboa nos recibió con lluvia, frío y café. Estaba ahí, frente a nosotras, no hablaba español ni inglés pero creo que le entendimos. Las calles empapadas y llenas de ondas blanquinegras indicaban el camino al mar. Sólo había que seguir el correr del agua hasta que los mosaicos terminaran por volverse azules.

Los recuerdos de aquel viaje, como tantas otras memorias, son un torbellino de colores, sonidos y sensaciones. Recuerdo los olores del vino: chocolate, café, madera, fresa; el sabor seco al final de la garganta; la lluvia incesante y luego, por fin, el sol. Los días en Portugal fueron un despertar en muchos sentidos pero, como suele pasar conmigo, son las noches las que terminan por dejar huella.

Las noches de Lisboa están plagadas de hadas verdes que dejan estelas traslúcidas al revolotear sobre tu cabeza. Si se pone suficiente atención, puede escucharseles murmurando al oído sobre amores perdidos mientras se canta Fado. Su voz y la música son lo que provoca ese vacío en el alma que sólo el vino tinto puede calmar. Danzan sobre el fuego y sobre la espuma del mar. Se deslizan riendo por las calles empinadas. Cuando se cansan de jugar, se esconden entre el cabello y el cuello de las mujeres para aspirar su perfume y beber de la humedad que perla la delicada piel.

No entiendo cómo se puede extrañar lo que se tuvo por tan poco tiempo. Yo extraño Lisboa. Extraño a Claudia y a Mónica. Extraño Madrid....y si pienso en eso me lleno de miedo porque también recuerdo el vacío que produce extrañarte a ti. Regresemos a Lisboa, tú y yo. Caminemos sobre sus calles, tomemos el tren a Estoril, salgamos a escuchar Fado, caminemos descalzos en el otro lado del mundo, juntos. Te propongo regresar a matar las saudades, aunque sé que las saudades no mueren, sólo se reemplazan.

Ich liebe dich...

V.




viernes, 16 de abril de 2010

Amigos y extraños con derechos

Soliloquio (y que me perdone Elizenda si termina siendo monólogo).

La verdad yo tampoco entiendo a las mujeres. Ni a los hombres, for that matter. A lo mejor el error radica en querer entender a un género completo cuando soy incapaz de entenderme sola. Pero ese no es el punto. La cosa es: ¿por qué es tan difícil tener una "relación" divertida, puramente física y sin miras al futuro?

Toda la semana le he dado vueltas y sólo tengo más preguntas que respuestas. ¿Por qué a las mujeres nos cuesta tanto aceptar que a veces sólo queremos pasar bien la noche? No sólo aceptarlo ante el chico que se acercó a nosotras sino internamente. ¿O en serio siempre andan buscando "tener novio", que les marquen al día siguiente, que las inviten a la comida familiar, casarse, tener hijos una camioneta y un perro? Por otro lado, ¿por qué a los hombres les cuesta tanto aceptar que a veces sólo quieren pasarla bien? No sólo aceptarlo para si mismos y su grupo de amigos, sino decírselo a la chica a la que le están invitando una cerveza. Finalmente, cuando uno es simple espectador, ¿qué nos importa si se conocen o no, si es el tercer ligue que la chava se echa en el mes, si la chica del brazo de nuestro amigo no cumple con los canones impuestos por el 90-60-90? Con nuestros juicios y comentarios los espectadores sólo jodemos más la situación.

En un mundo ideal (ideal según yo, claro está) las cosas serían un poco más simples. Todo se resumiría en que dos extraños se encuentran en el mismo lugar al mismo tiempo, uno se acerca al otro y después de una breve plática las intenciones se muestran: "Me gustas. ¿Quisieras intentar algo por hoy?" y la respuesta :"Sí", "No", "Estoy buscando algo más duradero". Todos de acuerdo, todo claro, sin tener que fingir que te importa a qué se dedica el otro, cuántos años tiene, si tiene correo electrónico o número telefónico. Nos evitaríamos el incómodo "Yo te llamo", que nunca llega o bien estar marcando a un número que no existe. Nos ahorraríamos tanto tiempo gastado en "Y ahora cómo me l@ quito de encima?" "Ash! ¿otra vez él/ella? " etc.

Si esto es difícil entre extraños, entre amigos puede ser la muerte. Hace poco alguien cercano escribía que el problema de los frees es que siempre hay un pendej@ que se enamora. Tiene toda la razón. Uno nunca debe aceptar una "relación de amigos con derechos" como la única forma de estar con la persona deseada. Igualmente no hay que asumir que el otro se va a poner raro al día siguiente de haber terminado besándose en plena borrachera. Si asumes que "las cosas van a cambiar" o que ya "le diste en la torre a la amistad" por tener contacto físico, el que se empieza a poner raro eres tú y ¿cómo esperas que reaccione el otro? Raro, of course. "A kiss is just a kiss" y al día siguiente tan cuates como siempre. Todos le tenemos miedo a despertar y encontrarse con la pregunta "¿Y entonces qué somos?". ¿Qué somos? Somos lo mismo que eramos ayer y si creías que terminar en mis brazos iba a cambiar la situación estabas en un error.

Conforme más lo pienso más me acuerdo de Brave New World [Aldous Huxley]. En la distopía de Huxley "Todos son propiedad de todos" y está bien visto salir con quien sea, sólo por placer. Aunque esto suena maravilloso, a diferencia de la novela yo creo que el amor no debe quedar de lado ni mal visto. Lo que sí envidio es la naturalidad con que los personajes se permiten intercambios placenteros. "Voy a salir con tal" dice Lenina y nadie contesta "¿y qué son tú y él?" o "Date a respetar y dile que o pone en claro qué quiere contigo o se acabó". (Claro que recuerdo que después le recriminan haber salido constantemente con la misma persona, pero creo haber aclarado que esa es la parte en la que ya no admiro a los personajes. Se van de un extremo al otro).

Si hombres y mujeres fueramos más honestos, tanto con nosotros como con los demás, las icosas serían más sencillas. No dejarían de ser complejas, porque hay un millón de factores que tomar en cuenta: si sales de un lugar con un desconocido rumbo a no-sé-dónde, si te subes al coche de un extraño, si no vas preparado y te vale usar condón, si terminas con un psicópata...etc. Pero al menos al menos habría menos cosas de las que preocuparse.

Yo, como siempre, no sé nada de nada. Sólo escribo lo que pienso a fin de exorcizar estas ideas que luego hacen que no tome la salida adecuada en el periférico o que ataque a todos mis amigos con preguntas parecidas. Sólo creo que deberíamos ser más cínicos, más libres. Creo que deberíamos evitar decirle zorra a la chica que se atreve a tener un "amigo o un extraño con derechos". Creo que debemos aceptar que el placer es sólo eso y nada tiene que ver con los sentimientos y el amor. Creo también estos dos era un duo malísimo, pero ah cómo me gusta esta canción:




jueves, 8 de abril de 2010

Tarde gris

Las calles mojadas tocan un concierto para mi. La sinfonía del caos urbano me tranquiliza mientras pierdo la mirada en la ventana. ¿Qué haces? ¿A dónde te diriges? ¿Será que de vez en cuándo te acuerdas de mi?

Abajo hay un mar verde sobre el cual caminar pero no hay quien me acompañe en la aventura. Aquí me veo, envuelta en gris. Quisiera teñir el espacio con rojos y azules pero sola no puedo, y tú no vas a querer ayudarme. En este espacio me siento segura, tranquila...aburrida. Me pregunto tantas cosas en este momento y quisiera escribirlas todas, librarme de ellas a través del teclado, pero hay cosas que es mejor callar. Hay colores con los que es mejor ni siquiera fantasear y gritos que deben mantenerse guardados en el pecho. Creo que lo que más me conviene es ocupar mi mente en otras cosas, como cuando era pequeña: 7 x 1 = 7, 7 x 2= 14, 7 x 3= 21...

El sol apuñala las nubes y pinta todo con matices nuevos, más brillantes. El torbellino que comenzaba a formarse a mis espaldas deja de hacer ruido. Creo que este día también lograré sobrevivir. Mañana por la noche vuelve a quedar la cuenta en ceros, como cada semana. Al menos tenemos eso. Al menos la luz entra ya por la ventana. Al menos la tarde se acaba y a cada instante me siento menos gris.

Apresurate amado manto negro a cubrirme. Bajo la luz de las farolas y sobre su reflejo en la calle seré más libre. Me lastiman los bordes de tanto deseo reprimido. Deseo correr, escapar, jugar y reír con alguien, aunque en el proceso nos hagamos mutuamente daño. Me duelen las ganas contenidas de volar. Tranquila ya niña, la tarde y su pesada calma terminan. La noche nunca es gris y no tarda en llegar. Pintaré todo de rojo brillante y azul eléctrico. No me importa que nadie vea lo que yo veo o sienta lo que siento. Sólo hay un pequeño pensamiento que me causa cierto temor:

I'm still the only wicked one.

V.

miércoles, 7 de abril de 2010

Parte II

Bueno, fueron más de 7 días. Tampoco creo que importe.

V.

Bajo del auto y me dirijo al cuarto que acabo de pagar. Envuelto en la chamarra llevo mi poco equipaje. Tiendo tu vestido sobre la cama para poder contemplarlo. Lo único que puedo sentir es una rabia incontrolable. Caigo de rodillas frente a la cama y comienzo a sentir el líquido caliente corriendo por mis mejillas. No entiendo. De alguna manera termino recostado sobre la cama sin quitar la vista de la prenda. Tú prometiste un final diferente. Sonrío con amargura y te doy la espalda. Tú prometiste tantas cosas y cumpliste tan pocas.


Marqué el teléfono de la tarjeta mientras la cerveza y la risa se mantenían arriba. Mis siempre intoxicados amigos habían sugerido que enviara un mensaje de texto al número que temblaba en mis manos. Les había contado todo de la mujer con la que había soñado. La misma que había dejado el número telefónico con la mesera, quien me lo entregó al momento de pedir la cuenta. No conocía tu nombre, dirección o profesión. ¿Qué se suponía que escribiera? ¿”Hola, soy el chico del café de ayer por la mañana”? ¿Y luego qué? Julia, la siempre ocurrente Julia, sugirió: “Sólo escribe: Mañana a las 19:00 en el mismo lugar”. No me convenció pero no tenía más idea de qué hacer, así que eso fue lo que escribí. “No va a contestar” le dije a mi amiga. Ella recargó la cabeza en el respaldo del sillón mientras figuras de humo salían de su boca. “Just go with the flow” dijo, y me acarició la pierna. Acto seguido fijó sus ojos en los míos. “Sólo déjate ir” sentenció en español, ésta vez más como un súplica que como un consejo.


Entré al café sintiendo un vacío en el estómago. Efectivamente, no habías contestado, pero Julia dijo que no tenía nada que perder viniendo. “¿Nada qué perder?” pensaba mientras buscaba tu rostro entre la gente “¿y qué de la sensación de miedo, el temor al rechazo y el dinero que voy a pagar por el café?”. “Hola” dijiste cuando estaba de espaldas. “Hola”….silencio incómodo. No sabía si preguntar tu nombre, soltar el mío o decir algo más. Finalmente me ganaron las aprendidas reglas sociales y pregunté si querías tomar algo. Por respuesta sólo me tomaste la mano y dijiste “Ven”. No sé porqué pero te seguí. No hice ninguna pregunta cuándo unas luces me indicaron cuál era tu auto ni cuando te subiste al lugar del conductor. Me quedé torpemente parado, esperando no-sé-qué, hasta que abriste la puerta y dijiste con tono de desesperación “Sube”. Fue hasta que salimos a la avenida que pregunté. “¿A dónde vamos?”. Sonreíste y tuve miedo. ¿Qué demonios hacía en un coche a toda velocidad con una perfecta extraña? Me interrumpiste preguntando si traía dinero. ¿Dinero? ¿Esto es un asalto, uno de esos secuestros express? Pero qué tonto, lo que uno termina arriesgándose por una mujer bonita. Titubeé y dije que sólo un poco mientras calculaba mis posibilidades de escapar. “¿Cuánto?” empezabas a decir cuando te interrumpí con la voz alterada. “¿Me puedes explicar qué está pasando?” Por primera vez reíste y algo en tu risa me tranquilizó. “No te preocupes, ya casi llegamos” y el tono que usaste me devolvió al estado de nerviosismo anterior.


Leer Parte I

jueves, 18 de marzo de 2010

Parte 1

Yo sueño. Sueño despierta y dormida; a color y en escala de grises; vívida e insípidamente. Las siguientes entregas del blog son un intento de acallar un sueño repetitivo que se me presenta por las noches y con el que jugueteo de día. No sé cuántas entregas resultaran de él. Lo que sí sé es que esta es la primera parte y que habrá, al menos, una segunda antes de que se cumplan 7 días.

V.

Voy cortando la obscuridad de la carretera a 180 kmph. La luz de los faros acaricia el pavimento justo antes de verlo desaparecer. Me mantengo aferrado al volante mientras que el radio escupe punk y gritos. Llevo alrededor de 4 horas manejando y comienza a preocuparme la gasolina. No sé si encontraré algún lugar abierto, pero supongo que sí, finalmente he visto algunos trailers en el camino. Una voz interna me grita que deje de huir. No planeo hacerle caso. En la guantera tengo pasaporte, visa y dinero. La cajuela esconde algo de ropa, una chamarra, un arma y tu vestido. Esto es todo lo que tengo. En realidad no sé a donde me dirijo, tomé camino al norte, pero no sé si cruzaré la frontera; probablemente no.

Un pensamiento me ataca constantemente: “¿De qué huyes?”. No he cometido más crimen que robar una prenda de vestir. Dudo que alguien note su ausencia. ¿Escapo entonces de la culpa autoimpuesta? ¿De tu esposo y sus bien fundamentados celos? ¿De sus deseos de venganza? ¿Del fantasma de tu recuerdo? Pienso en ti y siento como crece el dolor. La imagen de tu sonrisa y la memoria de tu cabello desbordándose sobre la almohada provocan que rechine los dientes y cierre los puños con más fuerza. Te odio porque te amo, o debería decir, te amé.

La mañana que te conocí pudo ser cualquier otra. El perfume de la lluvia impregnaba el aire pero la tierra se mantenía aún seca. Yo leía El País con esos aires de intelectualidad universitaria que te atraían tanto como te desesperaban. No estaba poniendo atención a mi lectura. Todos mis sentidos estaban dirigidos a ti desde el momento en que capté tu esencia. Primero el olor a flores embotelladas, luego el clack-clack de tus tacones. Levanté la vista y quedé encantado de tu figura. Me dirigiste una sonrisa coqueta mientras tomabas asiento. "Eso es una invitación" me convencí. Segundos después noté que venías acompañada de él. Maldita mi suerte. Semejante hechicera debería aparecerse en mi camino sin pareja. Regresé a mi lectura deseando comprobar con mis manos si tu piel era de seda.


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miércoles, 10 de marzo de 2010

Madera

“Hueles a madera” te dije, pues las palabras que conozco me parecieron poco para explicarte de forma breve la sensación que tu aroma me produce. La verdad es que no hueles a madera. Hueles a lo que huelen las tardes soleadas de cuando muere el invierno. Hueles al café que siempre se me antoja, pero nunca tomo, por las tardes. Hueles a la sensación aterciopelada que tiene tu piel, al color rojizo que quisiera robar de tus labios.

A veces fantaseo con quedarme con algo de tu esencia en un respiro. Inhalo y pienso en la ligera comezón que me produce el sol sobre la espalda desnuda. Imagino al sol ahogándose en el mar y tiñendo el agua de sangre. Tu aroma también evoca bailar toda la noche en algún lugar del trópico: la obscuridad matizando facciones, el sudor cubriéndolo todo, los cuerpos rozándose apenas siguiendo un ritmo cadencioso. Hueles a rabia, arrebato y deseo.

Toda esta explicación termina siendo una respuesta compleja a una pregunta sencilla. Lo resumí todo, torpemente, en que hueles a madera. Debí imaginar que preguntarías entonces a qué huele la madera. Termino ahora lo que no supe decir entonces: la madera huele a calor, protección y a la promesa de fuego abrasador. La madera huele a ti.

lunes, 1 de marzo de 2010

Popurrí

“Dicen que tienes veneno en la piel

Y es que estás de plástico fino

Dicen que tienes un tacto divino,

Y quien te toca se queda con él”


Ella entra al bar. Justo antes respiró profundo, para tomar valor y vuelo. Las cabezas giran, las miradas recorren la cabellera larga que se vuelve espalda y, más abajo, tela. Se sabe admirada pero sigue su camino. Sonríe al frente mientras camina con ritmo. Ya sabe qué pedirá, no hace falta ver la carta. “Martini de chocolate” dice al mesero antes de sentarse. Sonríe nuevamente y saluda. Todo tiene un precio en la vida. Él pagará la cuenta del lugar de moda, estacionamientos, una botella de buen vino, una cajetilla de cigarros y el cuarto de un hotel. Ella, a cambio, dejará quitarse el vestido, permitirá que la recorra y alborote su cuidada melena. No dirá nada cuando él termine y se quede dormido a su lado. No le importa quedarse a medias de nuevo. En la vida todo es un trueque interminable. Lujos a cambio de placer. Placer a cambio de admiración. Finalmente se quedará dormida soñando con poder hablar en un café con sus amigas sobre su cocina blanca, coche del año, dos hijos y un perro.



“Some of them want to use you.
Some of them want to get used by you.
Some of them want to abuse you,
Some of them want to be abused”



El efecto no tarda en llegar. Se deja caer en la alfombra y pierde la mirada en el techo. Imagina la obscuridad pintada de colores mientras una mano se desliza por debajo de su blusa. Gime al sentir la mordida en el cuello. Cierra los ojos y se deja ir. Sube el volumen del reproductor mp3 y fantasea con que quien la toca no es otro ser humano sino la música misma. Las uñas se le clavan en la espalda y ella arquea el cuerpo. Le permite entrar y su respiración va acelerándose. Ya no sabe si grita o no emite sonido alguno. Abre los ojos, las pupilas se dilatan, la música se vuelve real. Ya nada importa, ya obtuvo lo que buscaba.


“I've been waiting
I've been waiting for this moment all my life
But it's not quite right”


La gente espera. Una última mirada al espejo. Perfecta, en verdad se ve perfecta. La música indica que su entrada se acerca. Camina hacia el pasillo obscuro mientras repite una y otra vez: “no te tropieces, no te tropieces”. Al entrar al espacio iluminado lo primero que ve es su sonrisa. Una punzada en el estómago y la culpa nubla su rostro por un segundo. Lanza un vistazo disimulado a su derecha. Ahí está él. Sonríe confiado, arrogante. Los dos saben lo que sucede. La culpa se vuelve tristeza. El hombre que espera en el altar cree en ella. Su sonrisa radiante es sólo reflejo del amor que siente. El hombre de la tercera fila se sabe amado. Su expresión refleja tanto confianza como maldad. “Piensa en mí cuando lo beses”, le dijo al oído la última vez que se vieron. No. No dejará que esto siga adelante. Esta es su boda. Es el día que toda mujer espera. Es su día. Sonríe mientras se concentra en eso. Desea que el velo que cubre su rostro logre esconder cualquier duda o remordimiento. Hoy inicia su nueva vida mientras camina hacia el hombre que debe amar.


“Mujer desafiando a los astros
Mujer que camina sin rastro
Mujer que me abrazas el alma
Mujer que me robas...
Mujer que me robas la calma”


Yo no sé qué significa ser mujer. No entiendo de dónde viene todo, sólo siento. Ayer me dolías un poco, hoy te quiero mandar a la chingada. Mañana…mañana no sé. No importa. Las notas se entretejen y me crean una armadura ficticia. Quiero creer que me quieres sólo por ser mujer. Quiero creer que me odiarás sólo por ser mujer. Yo sólo quiero creer…y ser mujer.


“I tried to live alone
But lonely is so lonely alone
So human as I am
I had to give up my defenses
So I smile and try to mean it
To make myself let go.”

viernes, 26 de febrero de 2010

How to save a life

A veces queremos salvar a otros sólo para salvarnos a nosotros mismos.





No sólo es lo que dicen las postales.

V.

jueves, 25 de febrero de 2010

Reencuentros

Hace diez años:
“Entonces aquel ángel de luz empezó a dar signos de agonía. Cada día sus ojos se iluminaban menos, perdían la chispa de antaño. Restos de lo que algún día fueron alas seguían descansando en el suelo. Ceniza cruel que se negaba a esparcirse. Los remanentes de su espalda se mantenían como recordatorio de la poca esperanza que le quedaba. La gente seguía su camino. Pasaban de largo y no notaban su celeste naturaleza. A nadie le interesaba el frío que se acumulaba en su interior y que le obligaba a pensar que ya había muerto. Que todo estaba perdido. Fue entonces que el cielo lloró pues había perdido un alma valiosa; una de sus favoritas. Lo vi encogerse sobre la acera, mechones de cabello mojado le enmarcaban el rostro. Observé cómo sus labios perdían el color. No pude contener más el llanto y terminé por dejarme caer a su lado. Yo también le amaba. Siendo éste un ángel y no un hada no importaba que los niños aplaudieran, rieran o aseguraran fervientemente que creían. Nada de eso lo salvaría. Hasta el día de hoy lamento mi ignorancia. No hubo historia alguna que me preparara para esto. En ningún cuento de hadas aprendí a salvar ángeles. Podría matar dragones, acabar con brujas, rescatar princesas y hacer que las sirenas no se conviertan en espuma al amanecer. Pero, no. No puedo salvar ángeles.” 

  Ayer: Todavía no logro asimilar haberlo visto de nuevo. No sé cómo no le reconocí antes. Cierto que la piel es diferente, la sonrisa más sincera, pero la mirada es la misma. Sigue mal escondiendo el rostro cuando miente, cuando sabe que lo que declara no es lo que siente. ¿Qué quiere de mí? Soy otra. He dejado la fantasía de lado. Ya no persigo arañas ni preparo pócimas bajo la luna. Sí, todavía conozco las fórmulas básicas. Es verdad que de vez en cuando, al estar nerviosa, las repito en mi mente: cubrir los espejos en los funerales, no hacer tratos con duendes, evitar buscar cosas bajo los puentes y siempre usar plata. Pero ya no soy quien fui. Temo que si entonces no pude hacer nada, menos lo lograré ahora. No puedo salvar ángeles. ¿Es que no lo entiende? Sólo él puede hacer algo por si mismo. Sé bien que no lo hará. Se quedará de este lado del río, clamando hasta que su voz se apague. Luchará por no luchar. Lo veré consumirse de nuevo y yo, al tiempo, me consumiré en mi impotencia. Lo peor de todo es saber que no sólo no puedo salvar ángeles. Esta vez no quiero intentar. Sólo observo. Hela ahí, la chispa apagándose está.

lunes, 8 de febrero de 2010

Tus secretos y los míos


Yo me pregunto lo mismo. Sé que puedo cambiarlo, lo que no sé es cómo.


Visiten http://postsecret.blogspot.com/ para encontrar más secretos. Es probable que el secreto de otro sea el suyo.

V.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Let go.

La habitación se llena de notas tristes que van dejando una estela azul-verdosa a su paso. Imagino lo que nunca he visto, las luces del norte, danzando sobre mi cabeza. Pongo las manos sobre los audífonos e intento, a fuerza de presionarlos, obligar al sonido a llenarme por completo. Ya sé que todo lo hago porque intento escapar. Estoy tratando de evadirme de la realidad. Concentrándome en estímulos que ahogan mis sentidos. No importa lo que haga. Una frase se repite de fondo en mi cabeza. "Let go". Está bien. Tenso el cuerpo una vez más y siento cómo la humedad llena los bordes de mis párpados. Está bien. Imagino una estrella que se rompe en mil pedazos en mi pecho y los cristales se pierden en la inmensidad de la obscuridad que me rodea. El color de las notas se va disipando y poco a poco regreso. Está bien. Abro los ojos y exhalo. Estoy bien. Voy a dejar que las cosas pasen. Escucho un última vez el sonido: "Just let go"

viernes, 22 de enero de 2010

De noche.

Hay días en que las horas se vuelven eternas y el sol parece no avanzar. Hay tardes que pintan las paredes de color azul o que incendian la casa y siento que todo se detiene. En ocasiones el aire se vuelve más ligero y me dan ganas de correr. Que nadie me detenga.  Subir la velocidad en el auto.  Caer desde la azotea con tal de llenarme de él. Sin embargo, siempre es de noche cuando todo se vuelve más difícil. Estando rodeada de obscuridad, parece que otro mundo despierta. Cierro los ojos y me concentro en los sonidos, en las sensaciones. Siento el rozar de las sábanas con mi piel, cómo se adapta la cama a las formas de mi cuerpo y el frío nocturno sobre mi rostro. Escucho el crujir de la madera, los perros ladrando, las ventanas quejándose. Si pongo atención, me parece escuchar el silencio detrás. El silencio nocturno es un gran vacío pintado de azul obscuro con destellos argentinos. Justo cuando caigo en cuenta de que todo -los perros, la madera, el frío- está dibujado sobre el silencio, comienzo a extrañarte. Deseo poder sentir el olor de tu piel combinándose con el olor de la habitación. Estiro el brazo y me duele encontrar el espacio a mi lado vacío. Tu respiración no está aquí. El sonido de tu piel bajo la tela me hace falta. De pronto el azul nocturno se torna más obscuro y el mundo se vuelve inmenso. Intento ocupar mi mente con recuerdos para acallar las sensaciones. Me concentro en tu espalda, en el sabor de tu boca y en la sensación que me produce tocar la punta de tus dedos. Es de noche y falta tanto para verte. Apenas ha pasado un minuto desde que cerré los ojos. Hay noches que nunca terminan.