Saudade es nostalgia, es lo que perdiste, lo que te falta...o algo así. Recuerdo su rostro, el sentimiento que sus palabras me produjo. Recuerdo la música que nos abrazaba, esos cantos que llenaban el alma de tristeza y, a la vez, del gozo que produce la contemplación de la belleza. La poca luz del lugar servía para crear sombras tras las cuales esconderse mientras se cantaban las Saudades. Qué es saudade, preguntamos y lamento tanto no recordar las palabras precisas...
Lisboa nos recibió con lluvia, frío y café. Estaba ahí, frente a nosotras, no hablaba español ni inglés pero creo que le entendimos. Las calles empapadas y llenas de ondas blanquinegras indicaban el camino al mar. Sólo había que seguir el correr del agua hasta que los mosaicos terminaran por volverse azules.
Los recuerdos de aquel viaje, como tantas otras memorias, son un torbellino de colores, sonidos y sensaciones. Recuerdo los olores del vino: chocolate, café, madera, fresa; el sabor seco al final de la garganta; la lluvia incesante y luego, por fin, el sol. Los días en Portugal fueron un despertar en muchos sentidos pero, como suele pasar conmigo, son las noches las que terminan por dejar huella.
Las noches de Lisboa están plagadas de hadas verdes que dejan estelas traslúcidas al revolotear sobre tu cabeza. Si se pone suficiente atención, puede escucharseles murmurando al oído sobre amores perdidos mientras se canta Fado. Su voz y la música son lo que provoca ese vacío en el alma que sólo el vino tinto puede calmar. Danzan sobre el fuego y sobre la espuma del mar. Se deslizan riendo por las calles empinadas. Cuando se cansan de jugar, se esconden entre el cabello y el cuello de las mujeres para aspirar su perfume y beber de la humedad que perla la delicada piel.
No entiendo cómo se puede extrañar lo que se tuvo por tan poco tiempo. Yo extraño Lisboa. Extraño a Claudia y a Mónica. Extraño Madrid....y si pienso en eso me lleno de miedo porque también recuerdo el vacío que produce extrañarte a ti. Regresemos a Lisboa, tú y yo. Caminemos sobre sus calles, tomemos el tren a Estoril, salgamos a escuchar Fado, caminemos descalzos en el otro lado del mundo, juntos. Te propongo regresar a matar las saudades, aunque sé que las saudades no mueren, sólo se reemplazan.
Ich liebe dich...
V.
Lisboa nos recibió con lluvia, frío y café. Estaba ahí, frente a nosotras, no hablaba español ni inglés pero creo que le entendimos. Las calles empapadas y llenas de ondas blanquinegras indicaban el camino al mar. Sólo había que seguir el correr del agua hasta que los mosaicos terminaran por volverse azules.
Los recuerdos de aquel viaje, como tantas otras memorias, son un torbellino de colores, sonidos y sensaciones. Recuerdo los olores del vino: chocolate, café, madera, fresa; el sabor seco al final de la garganta; la lluvia incesante y luego, por fin, el sol. Los días en Portugal fueron un despertar en muchos sentidos pero, como suele pasar conmigo, son las noches las que terminan por dejar huella.
Las noches de Lisboa están plagadas de hadas verdes que dejan estelas traslúcidas al revolotear sobre tu cabeza. Si se pone suficiente atención, puede escucharseles murmurando al oído sobre amores perdidos mientras se canta Fado. Su voz y la música son lo que provoca ese vacío en el alma que sólo el vino tinto puede calmar. Danzan sobre el fuego y sobre la espuma del mar. Se deslizan riendo por las calles empinadas. Cuando se cansan de jugar, se esconden entre el cabello y el cuello de las mujeres para aspirar su perfume y beber de la humedad que perla la delicada piel.
No entiendo cómo se puede extrañar lo que se tuvo por tan poco tiempo. Yo extraño Lisboa. Extraño a Claudia y a Mónica. Extraño Madrid....y si pienso en eso me lleno de miedo porque también recuerdo el vacío que produce extrañarte a ti. Regresemos a Lisboa, tú y yo. Caminemos sobre sus calles, tomemos el tren a Estoril, salgamos a escuchar Fado, caminemos descalzos en el otro lado del mundo, juntos. Te propongo regresar a matar las saudades, aunque sé que las saudades no mueren, sólo se reemplazan.
Ich liebe dich...
V.
3 comentarios:
Hola, se me hizo muy bueno tu post sobre los fruti lupis, y también el de Lisboa, ciudad maravillosa y melancólica. ¿Estás en twitter? ¿cuál es tu cuenta? Saludos.
Hola, se me hizo muy bueno tu post sobre los fruti lupis, y también el de Lisboa, ciudad maravillosa y melancólica. ¿Estás en twitter? ¿cuál es tu cuenta? Saludos.
¡Muchas gracias por tu comentario! Sí tengo cuenta en Twitter, mi usuario es @Ficky_ . En este momento la tengo "castigada" hasta que termine mi primer capítulo de tesis. Espero terminarlo pronto y volver. Saludos!
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