lunes, 1 de marzo de 2010

Popurrí

“Dicen que tienes veneno en la piel

Y es que estás de plástico fino

Dicen que tienes un tacto divino,

Y quien te toca se queda con él”


Ella entra al bar. Justo antes respiró profundo, para tomar valor y vuelo. Las cabezas giran, las miradas recorren la cabellera larga que se vuelve espalda y, más abajo, tela. Se sabe admirada pero sigue su camino. Sonríe al frente mientras camina con ritmo. Ya sabe qué pedirá, no hace falta ver la carta. “Martini de chocolate” dice al mesero antes de sentarse. Sonríe nuevamente y saluda. Todo tiene un precio en la vida. Él pagará la cuenta del lugar de moda, estacionamientos, una botella de buen vino, una cajetilla de cigarros y el cuarto de un hotel. Ella, a cambio, dejará quitarse el vestido, permitirá que la recorra y alborote su cuidada melena. No dirá nada cuando él termine y se quede dormido a su lado. No le importa quedarse a medias de nuevo. En la vida todo es un trueque interminable. Lujos a cambio de placer. Placer a cambio de admiración. Finalmente se quedará dormida soñando con poder hablar en un café con sus amigas sobre su cocina blanca, coche del año, dos hijos y un perro.



“Some of them want to use you.
Some of them want to get used by you.
Some of them want to abuse you,
Some of them want to be abused”



El efecto no tarda en llegar. Se deja caer en la alfombra y pierde la mirada en el techo. Imagina la obscuridad pintada de colores mientras una mano se desliza por debajo de su blusa. Gime al sentir la mordida en el cuello. Cierra los ojos y se deja ir. Sube el volumen del reproductor mp3 y fantasea con que quien la toca no es otro ser humano sino la música misma. Las uñas se le clavan en la espalda y ella arquea el cuerpo. Le permite entrar y su respiración va acelerándose. Ya no sabe si grita o no emite sonido alguno. Abre los ojos, las pupilas se dilatan, la música se vuelve real. Ya nada importa, ya obtuvo lo que buscaba.


“I've been waiting
I've been waiting for this moment all my life
But it's not quite right”


La gente espera. Una última mirada al espejo. Perfecta, en verdad se ve perfecta. La música indica que su entrada se acerca. Camina hacia el pasillo obscuro mientras repite una y otra vez: “no te tropieces, no te tropieces”. Al entrar al espacio iluminado lo primero que ve es su sonrisa. Una punzada en el estómago y la culpa nubla su rostro por un segundo. Lanza un vistazo disimulado a su derecha. Ahí está él. Sonríe confiado, arrogante. Los dos saben lo que sucede. La culpa se vuelve tristeza. El hombre que espera en el altar cree en ella. Su sonrisa radiante es sólo reflejo del amor que siente. El hombre de la tercera fila se sabe amado. Su expresión refleja tanto confianza como maldad. “Piensa en mí cuando lo beses”, le dijo al oído la última vez que se vieron. No. No dejará que esto siga adelante. Esta es su boda. Es el día que toda mujer espera. Es su día. Sonríe mientras se concentra en eso. Desea que el velo que cubre su rostro logre esconder cualquier duda o remordimiento. Hoy inicia su nueva vida mientras camina hacia el hombre que debe amar.


“Mujer desafiando a los astros
Mujer que camina sin rastro
Mujer que me abrazas el alma
Mujer que me robas...
Mujer que me robas la calma”


Yo no sé qué significa ser mujer. No entiendo de dónde viene todo, sólo siento. Ayer me dolías un poco, hoy te quiero mandar a la chingada. Mañana…mañana no sé. No importa. Las notas se entretejen y me crean una armadura ficticia. Quiero creer que me quieres sólo por ser mujer. Quiero creer que me odiarás sólo por ser mujer. Yo sólo quiero creer…y ser mujer.


“I tried to live alone
But lonely is so lonely alone
So human as I am
I had to give up my defenses
So I smile and try to mean it
To make myself let go.”

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