Todavía no sabemos a ciencia cierta si en México también se estrenará Luna Nueva (NewMoon), se secuela de Crepúsculo, el 20 de noviembre, como se espera en Estados Unidos. Mientras tanto, pueden ver el nuevo trailer de la película:
Conozcan a Jacob Black!
The Twilight Saga: New Moon 'Meet Jacob Black' Preview in HD
Yo me muero por ver la película pero, sobre todo, me muero por ver Eclipse, que saldrá el próximo año.
V.
martes, 18 de agosto de 2009
jueves, 6 de agosto de 2009
Sueños
El miércoles Isa escribió sobre sueños. Después de leer su post me quedé un buen tiempo pensando en eso. En los sueños de sus amigos, en el sueño de Isa; en los sentimientos que puede producir un sueño.
Coincidentemente ese día yo había tenido un sueño, otro más. Haciendo cuentas, tengo más de dos semanas despertando a la mitad de la noche. A veces recuerdo el sueño, a veces no. El del miércoles sí lo recuerdo. Me estuvo siguiendo todo ese día. De hecho ahí a estado, esperando que me encuentre sola para que una palabra, una imagen, un destello lo traiga al presente. Junto a ese hay otros más. No son muchos, en total son 4 -incluyendo el del miércoles- pero me siguen a todos lados. Aunado a esto están las sensaciones que me atacan de la nada. Miedo, frustración, dolor, desesperación: llegan y van haciendo más grande el vacío que siento justo en la mitad del ser. Comienzo a dudar de mi salud mental y, a la vez, comienzo a dudar de la realidad. ¿Qué tal que todo esto es un mal sueño que no termina?
Además de los 4 sueños anteriormente mencionados, tengo un 5°. Toda luz tiene un color azul grisáceo y sólo consigo verme la espalda. Voy subiendo una calle empedrada en bicicleta. Estoy cansada y me cuesta trabajo seguir avanzando, pero cada que el pedal llega al punto más alto, yo empujo con el pie. No tengo idea de a dónde me dirijo. Creo que va a comenzar a llover, pero no me interesa resguardarme. Sólo veo la luz azul a mi alrededor mientras pedaleo. Cuando desperté lo hice asustada primero. Me dio miedo lo sola que estaba, la sensación de frío que tenía, la tonalidad de la luz. Luego, conforme caía en cuenta de estar en la seguridad de mi cama, el sentimiento fue cambiando. "Al menos avanzaba. Me costaba trabajo, pero estaba avanzando". Ese pensamiento convirtió al sueño de pesadilla a esperanza. Cuando los otros cuatro me acechan trato de ahuyentarlos con el 5°. "Al menos avanzaba", pienso.
Ayer, por primera vez en mucho tiempo, dormí toda la noche de corrido. No recuerdo qué soñé. Me alegra. Ya suficiente tengo con la batalla de los sueños cuando estoy despierta. Hoy escribo con miedo de despertar a la mitad de la noche de nuevo.
V.
Coincidentemente ese día yo había tenido un sueño, otro más. Haciendo cuentas, tengo más de dos semanas despertando a la mitad de la noche. A veces recuerdo el sueño, a veces no. El del miércoles sí lo recuerdo. Me estuvo siguiendo todo ese día. De hecho ahí a estado, esperando que me encuentre sola para que una palabra, una imagen, un destello lo traiga al presente. Junto a ese hay otros más. No son muchos, en total son 4 -incluyendo el del miércoles- pero me siguen a todos lados. Aunado a esto están las sensaciones que me atacan de la nada. Miedo, frustración, dolor, desesperación: llegan y van haciendo más grande el vacío que siento justo en la mitad del ser. Comienzo a dudar de mi salud mental y, a la vez, comienzo a dudar de la realidad. ¿Qué tal que todo esto es un mal sueño que no termina?
Además de los 4 sueños anteriormente mencionados, tengo un 5°. Toda luz tiene un color azul grisáceo y sólo consigo verme la espalda. Voy subiendo una calle empedrada en bicicleta. Estoy cansada y me cuesta trabajo seguir avanzando, pero cada que el pedal llega al punto más alto, yo empujo con el pie. No tengo idea de a dónde me dirijo. Creo que va a comenzar a llover, pero no me interesa resguardarme. Sólo veo la luz azul a mi alrededor mientras pedaleo. Cuando desperté lo hice asustada primero. Me dio miedo lo sola que estaba, la sensación de frío que tenía, la tonalidad de la luz. Luego, conforme caía en cuenta de estar en la seguridad de mi cama, el sentimiento fue cambiando. "Al menos avanzaba. Me costaba trabajo, pero estaba avanzando". Ese pensamiento convirtió al sueño de pesadilla a esperanza. Cuando los otros cuatro me acechan trato de ahuyentarlos con el 5°. "Al menos avanzaba", pienso.
Ayer, por primera vez en mucho tiempo, dormí toda la noche de corrido. No recuerdo qué soñé. Me alegra. Ya suficiente tengo con la batalla de los sueños cuando estoy despierta. Hoy escribo con miedo de despertar a la mitad de la noche de nuevo.
V.
domingo, 2 de agosto de 2009
La chica de las canciones
Siempre me ha gustado la música. Soy de esas personas que vive con el ipod pegado y que no contesta a lo que la gente pregunta simplemente porque no escuchó. Cuando alguien dice "depende..." me entra un impulso de continuar diciendo "¿de qué depende? De según cómo se mire, todo depende." Como esta hay un montón de frases que saco de canciones. Otro ejemplo clásico es que la gente me cuenta que está loca o y que van a ir al psicólogo o psiquiatra. Cuando les auguro que todo terminará como la canción de Basketcase de Green Day pocos son los que saben de qué hablo.
Debo confesar que tengo al menos una canción para cada uno de mis amigos cercanos. Algunos lo saben, otros no. Disfruto haciendo playlists mentales y cambiando los títulos de canciones por palabras o frases como "El primer mes", "Mazatlán", "Fin del último semestre" o bien simplemente por nombres.
El punto es que una de las cosas que pasan en mi mente alocada y que no se reflejan en la realidad es ser la chica de las canciones. Me gustaría que con ciertas canciones la gente se acordara de mí, pero no. No pasa. Mi único consuelo es que las escucho y me acuerdo de mi misma. Aunque es un consuelo agridulce. De repente me imagino que alguien piensa así de mi y, al terminar la melodía, recuerdo que no. Que lo más posible es que la persona en cuestión ni siquiera conozca la canción. Así se acumulan notas, sostenidas y bemoles, que llevo a cuestas. Las uso como cobertor siempre que tengo la necesidad. Es un cobertor con hoyos y está medio roído de las puntas, pero me hace sentir bien.
Le diría qué canciones son mis favoritas pero, qué tal que les cuento y el hechizo se rompe.
V.
Debo confesar que tengo al menos una canción para cada uno de mis amigos cercanos. Algunos lo saben, otros no. Disfruto haciendo playlists mentales y cambiando los títulos de canciones por palabras o frases como "El primer mes", "Mazatlán", "Fin del último semestre" o bien simplemente por nombres.
El punto es que una de las cosas que pasan en mi mente alocada y que no se reflejan en la realidad es ser la chica de las canciones. Me gustaría que con ciertas canciones la gente se acordara de mí, pero no. No pasa. Mi único consuelo es que las escucho y me acuerdo de mi misma. Aunque es un consuelo agridulce. De repente me imagino que alguien piensa así de mi y, al terminar la melodía, recuerdo que no. Que lo más posible es que la persona en cuestión ni siquiera conozca la canción. Así se acumulan notas, sostenidas y bemoles, que llevo a cuestas. Las uso como cobertor siempre que tengo la necesidad. Es un cobertor con hoyos y está medio roído de las puntas, pero me hace sentir bien.
Le diría qué canciones son mis favoritas pero, qué tal que les cuento y el hechizo se rompe.
V.
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