Hoy encontré un poemario de Sabines. No es más que un librito de 30 páginas. Aún tiene el precio. Me costó 20 pesos, hace más de 20 años. Es curioso cómo algo tan pequeñito puede mover tantos recuerdos. No tengo memoria de dónde lo compré, pero sí que estaba de viaje. A la salida del lugar había agaves enormes. El sol brillaba sobre nosotros sin clemencia. Y me sentía feliz.
El hallazgo del cuadernillo trajo consigo un mar de recuerdos con personas a quienes llamé amigos. Recorrer el país con libertad limitada. Lo extraño que es dormir en el mismo cuarto (o casa de campaña) con gente que tienes años viendo 5 días a la semana, pero que conoces poco. Romper las reglas. Cumplir las reglas. Amanecer junto al mar.
Veinte años después encuentras nuevos significados. Entiendo la poesía, la literatura, desde otro ángulo. En el mejor de los casos, aún recuerdo lo que ocasionó en mi la primera vez. En el peor, no hay forma de volver a ser adolescente y leer a Sabines con ojos frescos. Hace más de una década que no vivo la desesperación de "Tu nombre", pero aún la recuerdo. Y, por fin, el recuerdo, la nostalgia, traen un dejo de gozo. He superado todo lo que había que superar ahí. Con temor descubro "Con ganas de llorar". No existe un recuerdo previo; ninguna emoción. Tal vez en veinte años...tal vez no.