Una de las primeras cosas que Barack Obama hará al tomar posesión será mandar a revisar los casos de 250 personas detenidas en Guantánamo. Esta acción es parte de un esfuerzo intensivo por cerrar la controvertida prisión en Cuba (recordemos los múltiples reportes de tortura ejercida ahí) y, claro está, por tomar distancia del gobierno de George Bush.
Si las medidas tendrán éxito, está por verse. Según expertos legales y de seguridad, la administración de Obama enfrentará varios obstáculos (diplomáticos, legales, políticos y logísticos) antes de lograr que las puertas de Guantánamo cierren. Sin embargo, tal y como apunta Matthew Waxman, profesor de la Universidad de Columbia, la verdadera pregunta es, bajo esta nueva administración "Dónde y cómo serán detenidas e interrogadas las personas sospechosas de tener vínculos con Al-Qaeda y otras organizaciones terroristas?".
¿Qué nos dice esto? Más allá de que, efectivamente Obama quiere demostrar que es muy diferente de Bush, que el cambio ha llegado, no mucho. La toma de decisiones en Estados Unidos no es exclusiva del Presidente y, por otro lado, los eventos del 11-S y la intervención en Irak desataron fuerzas que difícilmente podrán ser detenidas a la fecha. En todo caso lo que se buscará es sacar a la luz lo que la obscuridad protege. Se seguirá persiguiendo a toda gente sospechosa de estar involucrada con terroristas pero ahora se hará en cortes federales. Se cerrará Guantánamo (si se cierra) pero se abrirá otro lugar, esperemos que en territorio estadounidense, dónde mantener a los "enemigos de la nación".
Sinceramente aplaudo las declaraciones de Obama y sus intenciones, sin embargo dudo que Guantanamo sea cerrado en un futuro cercano. Dudo que los prisioneros puedan ser reubicados en otro lugar. Dudo que los prisioneros sean llevados a una corte federal donde puedan denunciar abiertamente la tortura y exponer los métodos de operación estadounidenses.
Cuando Obama prometió un cambio yo le creí. Todavía le creo. La cosa es que, entre más leo más cuenta me doy de las desproporcionadas expectativas de la gente. Barack Obama es un presidente, no Dios ni Superman. Sí, es el presidente de la nación más poderosa del mundo, pero no puede solucionar el hambre en África, acabar con el conflicto en Palestina ni cambiar la visión que tienen los estadounidenses de los Chinos. Quien sabe, tal vez no pueda cerrar Guantánamo. Al menos, hasta el día de hoy, lo importante es que ha expresado la intención.
V.
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