Tal parece que el Mestizo es lugar de celebraciones. Conocí, en realidad conocimos, este barecito a mediados del año pasado. Fuimos a celebrar por el nuevo trabajo de Elsa y terminamos celebrando porque, además, se va a casar. El 18 de diciembre regresé con Gil para festejar su cumple y sí, nuevamente me quedé con la mejor de las impresiones.
El lugar está ubicado en la calle de Chihuahua, casi esquina con Orizaba. Es pequeñito, tanto que, si no se fijan bien, se pasan. Hay un par de mesas con sillones en la entrada y otro par al fondo. Debo advertir a los más fresas que no se dejen espantar por las paredes mal pintadas, por el arte que de ellas cuelga o por que lo sillones se ven algo desgastados.
El ambiente es ultra relajado. Nadie te presiona a pedir lo más caro de la carta ni a tener tu vaso siempre lleno. Nadie te presiona, punto. Los precios son realmente accesibles tanto en la comida como en la bebida. Las pizzas son buenísimas, recomiendo especialmente la de quesos aderezada con la salsita de la casa. Tiene buen tamaño como para compartirla con alguien más y cuesta alrededor de $60 pesos.
La estrella de la noche son los Martínez que no es otra cosa que un martini hecho de mezcal (una disculpa a los puristas del martini, pero es la forma más sencilla de explicar). Hay de varios sabores: pepino, sandía, manzana, azúl y fresa. En especial yo disfruto el de manzana, que viene servido con una rodaja de manzana verde. No sé si Gil recomendaría ese o el de Sandía, que es como beberse un jolly rancher no tan dulce y pegador. Si de plano no les late el mezcal, no hay problema, pueden pedir los mismos sabores con vodka. Cuestan $55 pesos c/u, con vodka o mezcal.
El Mestizo tiene un hermano fresa en la calle de ÁlvaroObregón: el Mellizo Lonch. A ese no he ido pero dicen que comparten el gusto por los Martínez y por los precios. Para ver una reseña del Mellizo Lonch visiten este link de El Universal.
Si bien los Martinez son buenísimos, beban con precaución. "Por lo menos uno pero no más de tres" es un buen consejo aunque, ¿quién soy yo para limitarlos?
V.
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